miércoles, 9 de noviembre de 2011

En los pasos de los padres


Los niños son agudos observadores de sus padres. Aunque estén absortos por alguna actividad, generalmente se dan cuenta de cualquier actitud, palabra o de lo que piensan mamá o papá.




Es por eso que los padres tienen una gran responsabilidad, especialmente cuando se trata de la forma como sus pequeños hijos concebirán a Dios. Su manera de pensar en cuanto al Padre celestial estará influenciada en gran medida por la manera de relacionarse con las figuras de autoridad masculina que forman parte de su vida.



Si usted es parte de la crianza de algún niño, sea intencionalmente un modelo de piedad para él. Lo cual logrará al:



  • Demostrar anhelo por las lecturas que edifican el espíritu. Los padres que leen libros sobre las vidas de los santos, o los escritos de los Santos Padres, o las mismas Sagradas Escrituras, cada día, están demostrando confiar en que estas alimentan el intelecto espiritual y nos dan respuestas a los problemas de la vida.
  • Vivir con fe. Los niños deben oír a sus padres hablar acerca de la manera como confían en que Jesús proveerá en todas las circunstancias. No hay una mejor manera de aprender a confiar en el Señor, que acudiendo a Él cuando necesitan dirección, en los sacramentos y la dirección espiritual de un sacerdote.
  • Orar cada día. Los niños se dan cuenta de las prioridades de los padres y generalmente las adoptan para sí mismos. Mamá y papá pueden ser modelo de cómo hablar con Dios de una manera real, como si estuvieran hablando con otra persona. Esto ayudará a los niños a entender y a querer tener su propia comunión íntima con el Padre celestial.



Piense en su niñez. ¿Le dirigió su padre o madre en una dirección piadosa, o le dio un ejemplo contrario? ¿Cómo ha afectado esto su andar espiritual? Y si usted tiene hijos pregúnteles y analice cómo están siendo influenciados por la vida de usted, recuerde que ellos son el reflejo de lo que aprenden en su hogar. Cualquiera que sea su respuesta, tome en cuenta estas palabras del santo apóstol Pablo, “...y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.” (Efesios 6, 4), y decídase a obedecer la sabiduría que ellas contienen.

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