“Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en los
negocios de la vida” (2da Timoteo 2, 4). La palabra griega traducida como
“enredarse” sólo se utiliza aquí y en 2da Pedro 2, 20. Significa estar tan
envuelto en algo, que eso estorba el movimiento. Es la palabra que los griegos
habrían utilizado para referirse a un conejo atrapado en un terreno espinoso.
El santo apóstol Pedro exhortó a los cristianos a no volver a sus
antiguos pecados, pero san Pablo –por su parte- tenía una enseñanza diferente
en mente.
Previno a Timoteo en cuanto a dejar que otras cosas importantes de la
vida diaria tomaran el lugar de su consagración a Jesús. Por ejemplo, ocuparse
del trabajo es una tarea necesaria y hasta el mismo san Pablo tuvo que trabajar
como fabricante de tiendas, lo que le permitía atender los gastos de su
ministerio. Pero un trabajo y el dinero que éste produce pueden ser
devastadores para la vida espiritual de una persona.
Ganar y hacer planes con el dinero, proveer para las necesidades de la
familia y disfrutar de esparcimiento, son actividades importantes. De hecho, el
Señor las estimula. Sin embargo, estas bendiciones no deben alejar a los
cristianos de la Iglesia o de la oración y la lectura de las Sagradas
Escrituras o los libros de espiritualidad como la vida o el testimonio de los
santos. Tampoco debemos dividir nuestra vida en “servicio cristiano” y
“trabajo/esparcimiento“ diario. Somos soldados de Jesús, no importa lo que
seamos ni lo que estemos haciendo. Eso de ser un soldado a tiempo parcial no es
verdad.
Es
importante que los cristianos no tracen límites artificiales entre lo “secular”
y lo “sagrado”. Todo lo que Dios da (profesión, dinero, tiempo de
esparcimiento) deben ser utilizados para su gloria. Al mantener usted las
prioridades correctas y un equilibrio en sus actividades, podrá impedir que sus
hobbies e intereses se conviertan en una trampa.
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