miércoles, 9 de noviembre de 2011

Fortaleza a través de la debilidad


Nuestra cultura valoriza la independencia y la capacidad personal, pero ve a la debilidad como un defecto. Sin embargo, el concepto bíblico es exactamente lo contrario: las Sagradas Escrituras enseñan que cuando reconocemos nuestra falta de fuerzas, nos volvemos más agudamente conscientes de nuestra necesidad de Dios.




Como sabemos, todos tenemos puntos débiles, y el santo apóstol Pablo no era una excepción. En el pasaje de la 2da epístola escrita a los Corintios, capítulo 12 versículos 7 al 11, leemos que él estaba consciente del “aguijón” que lo afligía siempre. La Biblia no nos dice si se trataba de un problema físico, de una lucha contra la tentación o de alguna otra debilidad. Lo que sí sabemos es que Pablo oró fervientemente para que le fuera quitado. Pero el Señor decidió dejar que se mantuviera esa molestia.



Increíblemente, el apóstol respondió con gozo en cuanto a la dificultad que había rogado al Señor que le quitara. Entendió que el Señor había convertido un problema en una revelación gloriosa: la deficiencia de Pablo se convirtió en el medio que Dios utilizó para mostrar su admirable poder.



El aguijón tenía un propósito: era una “inmunización” para protegerlo del orgullo. El Espíritu Santo había impactado tanto al mundo por medio del santo apóstol, que éste podría fácilmente exaltarse a sí mismo. Pero la falta de humildad habría tenido un efecto negativo en su ministerio.



¿Preferiríamos que nos fuera quitado nuestro “aguijón”? Humanamente hablando, ¡claro que sí! Pero podemos tener la confianza de que, no importa nuestras circunstancias, nuestro amoroso Padre celestial está creando algo maravilloso en nuestras vidas.



Nuestra respuesta a la dificultad y a la debilidad debe ser: “Señor, ¿qué estás tratando de enseñarme en esta situación?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario...