Lo que deben saber los cristianos acerca del Corán
“Pero el profeta que se atreva a hablar en mi nombre y
diga algo que yo no le haya mandado decir, morirá”- dice el Señor (Deuteronomio 18, 20).
“Yo he inventado cosas en contra de Dios y le he achacado
a Él palabras que no ha hablado” Mahoma
(Al-Tabari 6, 111).
Mahoma pregonaba que tanto las escrituras judías como las
cristianas habían predicho su venida (v.g, Qur'an 7, 157). Esto ha llevado a
los apologistas musulmanes a escudriñar el Antiguo y el Nuevo Testamento en busca de
pasajes que se refieran a su profeta.
Mientras que toda
la evidencia bíblica ofrecida por los musulmanes en apoyo de su profeta parece
terriblemente tensa a los no musulmanes y ha sido ampliamente refutada una y
otra vez, sigue siendo común oír decir a los musulmanes que la Biblia habla
acerca de Mahoma.
La “profecía” más
popular acerca de Mahoma se encuentra en Deuteronomio 18, según los musulmanes.
Es bastante irónico, entonces, el saber que, según Deuteronomio 18, Mahoma no
puede ser un posible profeta. Como veremos, esto pone a los musulmanes en una
posición incómoda y ayuda a mostrar los extremos a quienes se esfuerzan por
defender a su profeta.
El propósito de
este artículo es demostrar, sobre la base de las opiniones de los musulmanes
incluyendo su fundamento en Deuteronomio 18, que Mahoma era un falso profeta.
Voy a comenzar por presentar dos argumentos en contra de la profecía de Mahoma
y continuaré defendiendo cuidadosamente dichos argumentos. Una vez que haya
demostrado que los argumentos son sólidos, me referiré brevemente a discutir
las opciones disponibles para los musulmanes quienes quieren rechazar la
conclusión obvia.
I.
LAS DEDUCCIONES DE DEUTERONOMIO
Hay dos elementos
a tomar en cuenta cuando se examinan los argumentos deductivos: la lógica
válida y las premisas verdaderas.
Decir que un argumento deductivo es válido es decir que, debido a la
formulación lógica, las verdaderas premisas siempre llevarán a la verdadera
conclusión. La forma
más básica de argumento es el silogismo, y la forma de validez más básica del
silogismo es el Modus Ponens. La forma lógica de los argumentos que siguen es
el Modus Ponens, por lo tanto todas ellas son lógicamente válidas:
Argumento A—falsos dioses y falsos profetas
·
A1.
Si una persona habla en nombre de falsos dioses, esa persona es un falso
profeta.
·
A2.
Mahoma habló en nombre de falsos dioses.
·
A3.
Por lo tanto, Mahoma fue un falso profeta.
Argumento B—falsas revelaciones y falsos profetas
·
B1.
Si una persona entrega una revelación que no viene de Dios, esa persona es
un falso profeta.
·
B2.
Mahoma entregó una revelación que no vino de Dios.
·
B3.
Por lo tanto, Mahoma fue un falso profeta.
Ya que la lógica
de ambos argumentos es válida,
las verdaderas premisas siempre llevarán a una verdadera conclusión. De
hecho, si las premisas de estos argumentos son verdaderas, Mahoma fue un falso
profeta. Pero volvamos a examinar de forma cuidadosa nuestras premisas.
II.
DEFENSA DE LAS PREMISAS A1 Y B1
A1 y
B1 parecen ser muy intuitivamente obvias.
Es decir, parece estar claro que si una persona habla en nombre de falsos
dioses o entrega revelaciones que no vienen de Dios, esa persona no puede ser
un verdadero profeta. Sin embargo, apelando a la Biblia para fortalecer su fe
en Mahoma, los musulmanes dan por sentado, sin darse cuenta, que A1 y B1 son
verdaderas.
Deuteronomio 18
sirve como fundamento del “argumento de profecía bíblica” del Islam usado por
generaciones de musulmanes para probar que Mahoma fue un verdadero profeta. De
hecho la Breve Guía Ilustrada para Comprender el Islam usa a
Deuteronomio 18 como su evidencia primaria de que la Biblia habla de Mahoma. Su
autor, I. A. Ibrahim, dice: “Las profecías bíblicas sobre la venida del
Profeta Mahoma son evidencias de la verdad del Islam para las personas que
creen en la Biblia”.
En Deuteronomio
18, Moisés declara que Dios le dijo: “Por eso levantaré entre sus hermanos
un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que
yo le mande. Si alguien no presta oído a las palabras que el profeta proclame
en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas” (Deut. 18, 18-19).
El libro del
señor Ibrahim continúa con la afirmación de que Mahoma cumplió esta profecía de
varias formas. Aunque estas afirmaciones han sido refutadas hasta la saciedad,
simplemente diré que los musulmanes dan por sentado que la cita bíblica de
Deuteronomio 18, 18-19 es una profecía milagrosa inspirada por Dios.
Seguramente entonces no podemos ignorar el versículo siguiente donde Dios dice:
“Pero el profeta que se atreva a hablar en mi nombre y diga algo que yo no
le haya mandado decir, morirá” (Deuteronomio 18, 20).
Aquí tenemos dos
criterios para detectar un falso profeta:
·
1.- La entrega de una revelación que Dios no ha “mandado
hablar”, y
·
2.- Hablar “en nombre de otros dioses”
Puesto que los
musulmanes que apelan a la llamada “profecía bíblica” de Mahoma le han dado a
este pasaje su sello de aprobación, no pueden negar la verdad de A1 y B1.
Resumiendo, los musulmanes han apelado al pasaje de Deuteronomio 18 el cual
supone las premisas A1 y B1. Por lo tanto, según las demandas de los
musulmanes, la primera premisa de cada una de las deducciones del Deuteronomio
es cierta.
III.
DEFENSA DE LAS PREMISAS A2 Y B2
Hemos visto que,
según un pasaje considerado por muchos musulmanes como revelación divina, una
persona que lo mismo pronuncie un mensaje que no viene de Dios o hable en
nombre de los falsos dioses, debe ser un falso profeta. Pero esto significa que
Mahoma fue un falso profeta, ya que hizo ambas cosas cuando pronunció los infames
“Versos Satánicos”.
Conocemos sobre
los Versos Satánicos, no por las fuentes cristianas o judías, sino por los
antiguos escritos islámicos. Encontramos algunas cuentas de los Versos
Satánicos en las primeras fuentes como Ibn Ishaq, Wakidi, Ibn Sa', Al-Tabari, Ibn Abi Hatim, Ibn
al-Mundhir, Ibn Mardauyah, Musa ibn 'Uqba y Abu Ma'shar.
Según el gran erudito musulmán Ibn Hajar, tres relaciones de
trasmisión (isnad) en estas cuentas “satisfacen la condiciones necesarias para
un informe auténtico”. Además, Sahih al-Bukhari, la fuente más confiable del
Islam sobre la vida de Mahoma, da una confirmación de forma indirecta sobre el
suceso (Número 4862). Más allá de esto, fueron revelados ciertos versos del
Corán (17, 73-5 y 22,
52-3) en respuesta a la caída vergonzosa de Mahoma en el politeísmo.
Por tanto,
tenemos evidencias históricas convincentes de que el relato es auténtico (para
una discusión detallada de la evidencia de los Versos Satánicos, consulte Mahoma
y los Versos Satánicos). De hecho, el método histórico prácticamente
garantiza la legitimidad del relato. Los historiadores, examinando la vida de
líderes y figuras religiosas, emplean lo que se conoce como el “Principio de la
Vergüenza”, un principio que también lleva mucho peso en las investigaciones legales.
La profesora de leyes, Annette Gordon-Reed, resume el principio de la siguiente
manera: “Se considera que las declaraciones en contra del interés tienen un
alto grado de credibilidad a causa de la presunción de que la gente no inventa
mentiras con el fin de hacerse daño sino que mienten para ayudarse a sí mismos”.
Aplicando el Principio de la Vergüenza, a las cuentas de los Versos Satánicos,
vemos inmediatamente que los musulmanes no se han inventado esta historia ya
que no pondrían en tela de juicio la confianza en Mahoma. También vemos que la
historia no podría haber sido inventada por los no musulmanes porque, si estos
la hubieran inventado, los musulmanes habrían expuesto el origen de la historia
en lugar de defenderla desde sus inicios.
Es demasiado
difícil ignorar la evidencia de la fiabilidad general en las cuentas musulmanas
con relación a los Versos Satánicos. Con esto en mente, vamos a considerar un
breve recuento de lo sucedido, sobre la base de la Historia de Al-Tabari.
Según Al-Tabari, cuando el mensajero de Dios vio cómo su
tribu le dio la espalda a él y se entristeció al verla rechazar el mensaje que
él le había traído de parte de Dios, deseó en su alma que algo viniera por parte de Dios para que lo
reconciliara con su tribu. En su amor por su tribu y su afán por su bienestar,
le hubiera alegrado si algunas de las dificultades que ellos le crearon
hubiesen sido menos duras. Se debatió dentro de sí mismo y fervientemente deseó
tal cosa, que entonces Dios le reveló: “Por la estrella cuando se pone, tu
compañero no cometió ningún error, ni quedó engañado, ni habló de (su propio)
deseo...Y cuando llegó a las palabras: ¿Has pensado en Al-Lat y Al-Uzza y en
Manat, la tercera, la otra? Satanás puso en su lengua, a causa de sus debates
internos y lo que quiso traer a su pueblo, las palabras: Estas son las grullas
de alto vuelo, en verdad su intercesión es aceptada con aprobación (Al-Tabari,
párrafo 108).
Los politeístas se alegraron de que al fin Mahoma hubiera
aprobado a sus dioses.
Para devolver la amabilidad, ellos “se postraron a causa de la referencia a sus
dioses que habían
escuchado, y no hubo nadie en la mezquita, creyente o no creyente, que no se
postró” (párrafo 109).
Las relaciones amistosas de Mahoma con los politeístas
fueron cortas porque pronto se dio cuenta de que sus versos alabando a los
ídolos paganos no venían de parte de Dios sino de Satanás. Entristecido, al
reconocer su traición contra Allah, Mahoma se lamentó: “He inventado cosas en
contra de Dios y le he achacado a Él palabras que no ha hablado” (párrafo 111).
Entonces “Gabriel” consoló a Mahoma diciéndole que todos los profetas caen en
las trampas de Satanás de vez en cuando. Esta afirmación asombrosa e increíble
incluso halló su lugar en el Corán:
“Y Nosotros no enviamos delante de tí apóstol o profeta alguno, pero
cuando él deseó, el Demonio hizo una sugerencia respecto a su deseo, pero Allah
anula lo que arroja el Demonio...entonces Allah establece sus comunicaciones;
Allah es omnisciente, sabio” (Surah 22, 52).
De acuerdo al
anterior verso, Allah permite que su profeta reciba revelaciones de parte de
Satanás para poner a prueba a los de duro corazón.
Aunque pensemos
cualquier cosa sobre la absurda explicación en el Corán de los Versos Satánicos
(y su defensa por parte de Mahoma), nos queda claro que el profeta del Islam,
al menos en una ocasión, pronunció un mensaje que no provenía de parte de Dios.
También es
evidente que Mahoma, al menos en una ocasión, habló en nombre de los falsos
dioses. Por tanto, a partir de las fuentes musulmanas, podemos establecer que
A2 y B2 son realmente verdaderas.
IV.
POSIBLES RESPUESTAS
Ya que tenemos
buenas razones para aceptar las premisas A1, A2, B1 y B2, tenemos también otras
buenas razones para aceptar las conclusiones A3 y B3, que nos dicen que Mahoma
fue un falso profeta. Sin embargo, los musulmanes no querrán aceptar esta
conclusión. Analicemos brevemente sus propuestas para rechazarlo.
Los musulmanes,
desde luego, podrían decir que el versículo de Deuteronomio 18, 20 es una falsa
enseñanza, realmente no revelada por Dios. Pero si se van por ese camino, sería
absurdo que ellos se volteasen y declarasen que los versículos 18 y 19 de ese
mismo capitulo de Deuteronomio sea una profecía inspirada.
Mientras es
increíblemente usual para los musulmanes escoger cuáles pasajes en la Biblia
son correctos (todo lo que esté de acuerdo con el Islam es correcto, pero todo
lo que vaya en contra del Islam ha sido dañado por los malvados judíos y
cristianos), nadie se convencerá de que un versículo en Deuteronomio 18 pruebe
la capacidad de profetizar de Mahoma, al igual que otro versículo en el mismo
pasaje esté dañado porque pruebe que él fue un falso profeta.
Así que los
musulmanes que quieren negar a A1 y B1, deben abandonar la idea de que
Deuteronomio 18 predice la venida de Mahoma. El problema con este enfoque es
que la profecía de un mensajero que viene al igual que Moisés, es uno de los
últimos versículos restantes que los musulmanes -a pesar de la evidencia- se
aferran en sus esperanzas de reivindicar a Mahoma. Pero si la Biblia no
contiene claras profecías sobre Mahoma, entonces Mahoma fue un falso profeta ya
que según él dijo (¡en el Corán nada menos!) que las escrituras judías y
cristianas contenían profecías sobre su venida.
Esto significa
que los musulmanes se hallan entre los cuernos de un dilema. Si se aferran a
Deuteronomio 18, entonces Mahoma fue un falso profeta. Si lo abandonan,
entonces están a punto de no tener profecía bíblica alguna acerca de Mahoma, lo
que implicaría que entonces fue un falso profeta.
Aquellos
musulmanes que abandonan su profecía más preciada todavía no se encontrarían
fuera del agua, porque si abandonan el pasaje de Deut. 18 y lo declaran como
totalmente dañado, entonces rechazarían a A1 y B1 ya que como dije antes, estas
premisas son intuitivamente obvias. Los musulmanes que quieren negar a A1 y B1
deben, por tanto, mostrar que dichas premisas son falsas con el argumento de
que los genuinos profetas pueden, de hecho, ofrecer revelaciones falsas y
hablar en nombre de los falsos dioses. Me gustaría ver a los musulmanes
intentar defender esa postura insostenible.
Parece entonces
que los musulmanes que quieren continuar creyendo en Mahoma deben negar no las
premisas A1 y B1 sino a A2 y B2. Pero esto significa que deberán rechazar la
abrumadora evidencia histórica del apoyo temporal de Mahoma al paganismo. Los
musulmanes que toman este enfoque deben hacer siete cosas. Primero, deberán
proporcionar una explicación razonable como el origen del relato (ellos deben
presentar un caso plausible de que la historia fue inventada por los paganos,
los judíos o los cristianos). En segundo lugar, ellos deberán explicar por qué
los musulmanes, quienes tuvieron todas sus razones para rechazar tal historia,
la pasaron de generación en generación como si fuera verdadera (en vez de
exponerla como un invento). En tercer lugar, deben mostrar que Ibn Ishaq,
Wakidi, Ibn Sa’d, Al-Tabari, Ibn Abi Hatim, Ibn
al-Mundhir, Ibn Mardauyah, Musa ibn ‘Uqba y Abu Ma’shar
fueron historiadores descuidados (tan increíblemente descuidados que incluyeron
historias falsas sobre Mahoma y pusieron en cuestionamiento su capacidad de
profetizar). En cuarto lugar, deben tener en cuenta las diversas relaciones de
autoridad a la que los primeros biógrafos musulmanes apelaron en sus esfuerzos
por demostrar la autenticidad de la historia. En quinto lugar, deben explicar
por qué Al-Bukhari, la autoridad más confiable del Islam, confirma ciertos
detalles de la historia que solo tiene sentido si Mahoma realmente pronunció
los Versos Satánicos.
Según Bukhari, el
profeta realizó una postración cuando terminó de recitar Surat an-Najm (Surah
53), y todos los musulmanes y Al-Mushrikun (los politeístas, los paganos, los
idólatras, y los no creyentes en la Unicidad de Allah y en su profeta Mahoma) y
los genios y los seres humanos se postraron junto con él. (4862).
Aunque Bukhari
comprensiblemente omite la embarazosa razón para la postración de los paganos,
sin darse cuenta confirma el relato de Ibn Ishaq y los demás, quienes fielmente
informaron que los paganos se postraron porque Mahoma habló favorablemente de
sus dioses.
En sexto lugar,
los musulmanes deben dar cuenta de la Surah 22, 52 que, una vez más, declara
que todos los profetas de Dios recibieron revelaciones de parte de Satanás, un
verso tan absurdo que solamente pudo haber sido ofrecido a la comunidad
musulmana como una
explicación absurda para algo similar como los Versos Satánicos.
En séptimo lugar,
debieran mostrarle a los no musulmanes por qué debemos rechazar todas las
pruebas disponibles y creer que Mahoma fuera espiritualmente confiable cuando, todos los
musulmanes informados admitirán que Mahoma fue víctima de la magia negra (un
hechizo de un mago judío) y, en un momento dado, estaba convencido de que
estaba poseído por el demonio. Dicho de otra manera, si el profeta del Islam
pudo erróneamente creer que estaba poseído por un demonio y era susceptible a
los ataques espirituales (tales como la magia negra), ¿por qué no deberíamos
creer entonces que él pudo ser presa de las revelaciones de Satanás? (Para más
información sobre las dificultades espirituales de Mahoma, vean “¿Un Profeta
Hechizado?”)
Durante mis años
de estudiante de Teología en Grecia, tuve amistades musulmanas que eran
bastante versadas en su religión. Si bien, en nuestras conversaciones, fui
testigo de sus intentos de explicar las evidencias históricas de los Versos
Satánicos, nunca he visto nada remotamente parecido a una refutación
convincente de las pruebas. Por ejemplo, en mi debate sobre la capacidad de
profetizar de Mahoma, uno de ellos trató de responder a la confirmación
indirecta de Al-Bukhari sobre los Versos Satánicos apelando al milagroso poder
del Corán. Según mi amigo, la razón por la que los paganos se postraron en
honor a la Surah 53 (que en su forma actual ridiculiza al politeísmo) fue que
ellos quedaron sobrecogidos por su majestuosidad. Con toda seguridad, esa
respuesta se basó más en la fantasía que en la realidad. Los musulmanes han
estado recitando el Corán por más de mil años, y los no creyentes no quedan tan
impresionados por la poesía de Mahoma. De hecho Mahoma ganó considerablemente
unos pocos conversos cuando dijo que el Corán era prueba de su divina comisión.
Solamente llegó a ver un gran número de conversos cuando acudió a otro método
(más sanguinario) de conversión. Por lo tanto, para los musulmanes, como mi
amigo, el decir que los paganos unánimemente se postraron, al recitar Mahoma la
Surah 53, es como estar al borde de la locura. La única razón concebible por la
que los paganos se postraron honrando la Surah 53 es que la Surah apoyó en sus
inicios al paganismo y eso es lo que dicen nuestros primeros archivos
históricos.
Considerándolo
todo, la única conclusión razonable a la que podemos llegar por parte de la
prueba histórica es que Mahoma, en un momento de debilidad, cedió a la
tentación y promovió activamente el politeísmo mediante la entrega de una
revelación de Satanás. Pero esto significa que no podemos rechazar las premisas
A2 y B2 de forma consciente. Los musulmanes no tienen una buena respuesta a las
Deducciones del Deuteronomio y a nosotros nos queda la inevitable conclusión de
que Mahoma fue un falso profeta.
V.
EVALUACIÓN FINAL
Para concluir, me
gustaría enfatizar nuevamente que todo mi argumento (en dos deducciones) se ha
basado en los escritos y las reivindicaciones de los musulmanes. Los antiguos
historiadores musulmanes, en una impresionante muestra de honestidad e
integridad, admitieron que su profeta había entregado los Versos Satánicos a
sus oyentes. Al reconocer esto, ellos proporcionaron toda la prueba que
necesitamos para las premisas A2 y B2. Los musulmanes modernos, en un esfuerzo
por defender la demanda de apoyo bíblico sobre Mahoma para su ministerio, han
dicho que el pasaje en Deut. 18 fue inspirado por Dios y, al hacerlo, nos han
dado toda la prueba que necesitamos para las premisas A1 y B1. Ya que ambas
Deducciones del Deuteronomio son lógicamente válidas, tenemos dos pruebas
basadas completamente en las demandas de los musulmanes, de que Mahoma fue un
falso profeta. Al quedar de hecho enunciadas, cualquiera que busque
honestamente una respuesta a la cuestión que hemos tratado, terminará por
admitirlo: Mahoma fue un falso profeta. Debiera usarse como un ejercicio de
esclarecimiento el presentarle estos argumentos a los musulmanes. Si un
musulmán los examina cuidadosamente, inspeccionando las premisas y pesando las
pruebas y luego rechaza la conclusión sin refutar el argumento, solamente
podemos pensar que esa persona está menos interesada en la verdad y más
interesada en la comodidad que le proporciona aceptar ciegamente la fe en la
cual creció y fue educado.
Aunque mi
experiencia me lleva a creer que la mayoría de los musulmanes son de este tipo
de personas, también mi experiencia me ha mostrado que hay musulmanes en el
mundo que están dedicados de forma activa a aprender la verdad acerca de Dios.
La primera verdad
que tales musulmanes deben aprender es que su “profeta” Mahoma no fue tal
profeta. La segunda, es que su “profeta” Jesús es mucho más que un simple
profeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario...