miércoles, 12 de octubre de 2011

El mensaje y el mensajero


Jesús de Nazaret es una figura singular de la historia. Nació en un establo, y su madre fue una adolescente que careció de riquezas e influencia. Para escapar de un violento funcionario de gobierno, vivió fuera de su pueblo natal. Fue un carpintero que trabajó en una provincia pobre del imperio romano. Su carrera como predicador duró apenas tres años. Nunca escribió nada. Pasó la mayor parte de su tiempo con personas pobres, marginadas o menospreciadas. Fue crucificado a la edad de 33 años. Los primeros que predicaron su mensaje fueron perseguidos y maltratados.


Sin embargo, después de más de 2000 años, tiene más de dos mil millones de seguidores alrededor del planeta. Sus palabras son las más publicadas en la historia, y reyes y presidentes lo citan. Por Él han muerto hombres y mujeres valientes. Muchos adeptos de otras doctrinas –judíos, musulmanes, budistas e hinduistas, entre otros- lo respetan como profeta o maestro. Y nosotros los cristianos lo vemos como nada menos que el Hijo de Dios. ¿Cómo lo hizo?.

La vida y el mensaje de Jesús son verdaderamente impactantes. Sus palabras eran hermosas, poderosas y convincentes. Sus métodos superaron brillantemente a los de eruditos de la retórica, como Aristóteles, y escritores modernos como Vargas Llosa, por citar un ejemplo. Como cristianos, podemos aprender otras cosas más de Jesús aparte de cómo vivir (aunque esto es fundamental). Podemos aprender principios de comunicación que nos harán eficientes en el hogar, el trabajo y en nuestros intentos por compartir su Palabra.

He aquí cinco maneras sencillas para comenzar a comunicarse como Jesús:



Usar la lógica: Grandes filósofos y apologistas cristianos han hecho énfasis en la importancia que tiene el razonamiento en el cristianismo. En su aspecto más básico, el uso del razonamiento lógico implica el uso de hechos o principios reconocidos, que permiten llegar a conclusiones sobre la verdad de algo, una práctica que Cristo mismo utilizó. Una ilustración clave de esto es la confianza de Jesús en las evidencias y en su habilidad para desarrollar una “acumulación de pruebas”.

En el evangelio de San Juan capítulo 5, por ejemplo, los judíos están listos para matar a Jesús por haber dicho que era igual a Dios, y por haber sanado a personas el día de reposo. Pero, en vez de simplemente dar testimonio de su divinidad, Cristo enumera evidencias que habrían encontrado irrefutables quienes lo escuchaban. En los versículos 31 al 47 señala que Juan el Bautista, las obras de Jesús, Dios Padre, las Escrituras y Moisés, habían dado testimonio de su naturaleza divina de alguna manera. Jesús sabe que la comprensión comienza con la evidencia, y con la capacidad para organizar esa información para apoyar una declaración. Además, reconoce que una sola evidencia nunca es tan eficaz como una “acumulación de pruebas” compuesta de varias evidencias que llevan todas a la misma conclusión.

La prueba que utilicemos deberá depender, por supuesto, del auditorio con el que estemos interactuando. Un público de no creyentes, o conversos, es probable que no vea a la Biblia como evidencia de la divinidad de Cristo, de la misma manera que algunas personas que trabajan con usted en la oficina, confiarán más que otras en algunas fuentes de datos.



Apelar a las emociones. Aunque utilizaba la lógica, Jesús nunca desestimó el poder de las emociones. El politólogo Drew Weston ha defendido recientemente la superioridad de las emociones en la toma de decisiones políticas; de manera intuitiva, casi todo el mundo reconoce que, para cambiar realmente la mente de alguien, hay que conquistar su corazón. Jesús apelaba hábilmente a las emociones de las personas. Un ejemplo de esto es el uso que hacía de los valores compartidos por las personas.

Cuando trataba de guiar a las personas a tener una conducta piadosa, Jesús tomaba algo que su público valorara mucho, y lo utilizaba para iluminar su comprensión de otro concepto. En el evangelio de San Mateo, en el capítulo 5 y versos del 43 al 48, por ejemplo, trata de aclarar la idea de lo que es el verdadero amor cristiano –el amor a toda persona, sea amiga o enemiga. Cristo dice en parte: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. Luego añade que hasta los paganos (“gentiles”) aman a sus amigos, pero que la perfección verdadera exige un amor más amplio y más misericordioso. Aquí toma Jesús un valor compartido por sus oyentes –el amor- y los persuade de una manera nueva a ver las responsabilidades que implica ese amor. Utiliza el deseo común de ellos de imitar a Dios.

Por fortuna, hay ciertos valores comunes a casi todo el mundo. Valoramos la familia, la amistad, la libertad, la generosidad y la compasión. Use estos ideales al comunicarse. Examine las implicaciones de estos conceptos, y las maneras como la solidaridad emocional de sus oyentes puede ampliar su comprensión de otros valores que pueden ser ajenos a ellos.



Generar credibilidad. ¿Por qué razón John McCain y Barack Obama se centraron tanto en sus historias personales en la más reciente elección presidencial en los Estados Unidos?. Porque esas historias les daban credibilidad ante sus oyentes.Buscaban conexión y confianza al hablar de sus motivaciones, por medio de relatos de su pasado personal. Ellos demostraron que la credibilidad puede ser un elemento efectivo en la comunicación.

Todos los mensajes de Jesús estaban  basados, por supuesto, en su carácter y credibilidad. Sin embargo, su credibilidad se fundamentaba en más que la historia de su vida. Sus acciones se ajustaban a sus palabras. Cuando decía que había que ocuparse de los pobres y de los despreciados, es porque Él se ocupaba de los enfermos y los olvidados.

Cuando le dijo a la prostituta, en el evangelio de San Juan capítulo 8 y verso 11: “vete, y no peques más”, es porque Jesús era un modelo de la misma pureza que Él exigía de los demás. Cuando los fariseos criticaban a Jesús por hacer obras en el día de reposo, o por pagar impuestos a los romanos, es posible que dudaran de su sentir, pero no podían negar el profundo conocimiento que Él tenía de las Escrituras.

Para los antiguos griegos había tres categorías indispensables: sabiduría práctica, virtud y bondad, y buena voluntad hacia los oyentes. Jesús poseía estas características en abundancia. Si nosotros no las tenemos, debemos reflexionar en la manera como nuestra credibilidad o falta de ella puedan estar repercutiendo negativamente para llegar a otros.



Emplear la narrativa e imágenes. La narrativa era parte esencial del mensaje de Cristo. En las Sagradas Escrituras vemos que Jesús utilizaba parábolas, historias, símiles y metáforas para comunicar mensajes complejos que evocaban en ellos emociones o creencias compartidas, y que para ellos eran fáciles de recordar y repetir.

Pensemos en la parábola del Hijo Pródigo, que se encuentra en el evangelio de San Lucas capítulo 15. Jesús cuenta la fascinante historia de un joven que abandona su hogar, y que irrespeta seriamente a su padre. Después de vivir una vida que avergonzaría posteriormente a su familia, termina en la miseria, humillado y viviendo con los cerdos. Había hecho todo lo que podía para apartarse de todos los que le amaban. Sin embargo, cuando vuelve a su padre, éste derrama lágrimas de alegría, le recibe con los brazos abiertos y hace una enorme fiesta. Jesús pudo haber explicado el amor de Dios de mil maneras diferentes. Pudo haber disertado sobre la lógica del amor incondicional, y analizado las diversas maneras en las que el amor humano tiende a ser condicional. Pero, en vez de eso, utilizó una historia sencilla y con un final felíz como una metáfora de ese amor, y nos dejó a nosotros la tarea de completar los espacios que quedaron en blanco.

¿Por qué son imperecederos relatos como el del “hijo pródigo”?, ¿por qué alguien que nunca ha leído las Sagradas Escrituras se refiere a una persona con vocación de servicio como un “buen samaritano”?. Porque Jesús conocía una verdad fundamental sobre el cerebro humano. Aprendemos mejor a través de historias e imágenes, que por medio de diagramas y conferencias. Si usted desea comunicarse como Cristo, comience utilizando historias fáciles de entender.



Discipular. Como aparece en el evangelio de San Mateo cap. 28 verso 19, el mensaje final de Jesús a sus seguidores fue su comisión de “id...y haced discípulos a todas las naciones...”. Eso fue lo que hicieron. Predicaban el evangelio y se preocupaban por los enfermos. Comunicaban la verdad, aunque fueran  perseguidos y asesinados por las autoridades terrenales. Enseñaban a otros, de la manera que Cristo los había enseñado a ellos, y formaban grupos pequeños de creyentes para apoyarse unos a otros y llevar el evangelio, las Buenas Noticias, a todo el mundo.

Los estudios modernos de la organización se refieren a las técnicas que ellos utilizaban, con frases tales como “organización celular” y “capacitación de capacitadores”. Los cristianos, por lo general, prefieren el término “discipulado”. Pero las verdades básicas son las mismas:

·         Los mensajes se vuelven poderosos cuando son anunciados a quienes no lo han oído.

·         Las personas son más fuertes  y más dedicadas cuando están rodeadas por grupos pequeños de amigos de un mismo sentir que las apoyen, animen y capaciten.

·         No basta simplemente con hablar a las personas y esperar que lleven un mensaje sin ayuda; usted tiene que capacitarlas para que ellas capaciten a otras.

Todas estas advertencias son muy sencillas: use la lógica, apele a las emociones de las personas, genere credibilidad, emplee narrativas e imágenes, y discipule a otros. Si usted está buscando la manera de parecerse a Jesús más allá de la liturgia dominical de la iglesia, una buena manera de comenzar es tratando de comunicarse como Él lo hacía.

1 comentario:

  1. Verdaderamente muy rica y valiosa la enseñanza descrita anteriormente,ojalá podamos captar bien estos conceptos y enseñanzas para lograr ese efecto de atención por parte de los oyentes,Jesús era realmente un maestro de enseñanza y predicó más que con palabras con su ejemplo.Un verdadero líder que aun hoy sigue convenciendo al ser humano de la verdad aplicada en su vida, gracias por los análisis y las enseñanzas dadas.

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