miércoles, 12 de octubre de 2011

Una posición sobre Harry Potter y las prácticas ocultas: la brujería, el espiritismo y la santería


Para aquellos lectores que no conocen, Harry Potter es el personaje ficticio creado por J. K. Rowling para la serie de libros y películas homónimas, diseñados principalmente para niños. La historia de Harry Potter es la de un joven educado en una escuela para brujos que aprende la hechicería con sorprendente rapidez y aptitud. Él es representado como un "buen" hechicero. Se han escrito numerosos artículos a favor o en contra de los libros tanto en los círculos puramente literarios como en los religiosos. Algunos cristianos también han participado en estos debates desde ambos lados del terreno. Y algunas de las preguntas que atañen a los cristianos son las siguientes:



       1. ¿Debería alguien, especialmente un cristiano ortodoxo, leer esta serie de libros?
       2. ¿Existe la "buena hechicería" y es relevante al mérito de un cuento de ficción?
       3. ¿Cuál es la actitud ortodoxa adecuada hacia estos libros?

       Es la última pregunta la que contesta a todas las anteriores. Los libros de Harry Potter están clasificados no simplemente como literatura de ficción sino como de fantasía. Usan la imagen detallada para producir un cuadro no real en la imaginación del cerebro. La imaginación tiene una influencia tal sobre la humanidad que somos advertidos por los Padres de la Iglesia a rechazar las imágenes de los sueños y las fantasías de la imaginación en favor de lo que los Padres de la Filocalia llaman "puros intelectos", es decir, el pensamiento abstracto libre de imágenes.

       San Hesiquio de Jerusalén escribe en el primer volúmen de la Filocalia: "Cuando no hay fantasías o imágenes mentales en el corazón, el intelecto queda establecido en su verdadera naturaleza, listo para contemplar todo aquello que esté lleno de deleite, sea espiritual, y esté cercano a Dios" (Sobre la Vigilancia y la Santidad, No. 93). Aquí San Hesiquio está reflejando la enseñanza patrística de que el hombre, antes de su caída, no tenía uso de la imaginación o la fantasía porque la imaginación, como todos sabemos, es producto de la caída.

      Pero esto no implica el que no podamos usar nuestras imaginaciones para mejorar nuestra condición espiritual. Nuestro Señor Jesucristo hizo uso del poderoso instrumento de la imaginación en sus parábolas con el propósito de imprimir en nuestras débiles mentes Sus eternas verdades. San Hesiquio nuevamente comenta: "Saltando por encima de todo lo que está entre nosotros y la muerte, siempre debemos visualizarla y, más aún, la mismísima cama donde daremos nuestro último aliento de vida, y todo lo que esté conectado a ella" (ibid, No. 95).

       Los Santos Padres, en su perfecta comprensión de la moderación y el balance, nos aconsejan limitar, tanto como sea posible, aquellas cosas que estimulan la imaginación y ser selectivos con las imágenes que usamos para recordarnos sobre la vida del más allá. Por esta razón es que los íconos no son pintados de forma apasionada, sino escritos con imágenes simbólicas. A continuación hay algunos comentarios adicionales de los Padres de la Filocalia acerca de las imágenes y la imaginación:

"En el momento de la contemplación debemos mantener nuestro intelecto libre de toda fantasía e imagen..." (San Diádoco de Fotiki) 

"El efecto de guardar los mandamientos libera de las pasiones a nuestras imágenes conceptuales de las cosas. El efecto de la lectura espiritual y la contemplación es separar el intelecto de la forma y la materia. Esto es lo que realza a la oración no distraída" (San Máximo el Confesor)      

"La quinta forma de la disciplina consiste en la oración espiritual, oración que ofrece el intelecto libre de todos los pensamientos. Durante esa oración el intelecto se concentra en las palabras dichas, e inexpresablemente contrito, se humilla ante Dios pidiendo sólo que se haga Su voluntad en todas sus pretensiones y concepciones. No presta atención a ningún pensamiento, forma, color, luz, fuego, o alguna cosa de este tipo, sino que consciente de que es observado por Dios y en comunión con Él, se libera de la forma, del color y del contorno" (San Pedro de Damasco)

 

Debido a que precisamente por medio de la imaginación el diablo primero nos ataca con vistas a apresar el alma, los cristianos ortodoxos debemos evitar tanto como sea posible no sólo la serie de Harry Potter sino toda la literatura fantasiosa.      

Concerniente a la llamada "buena" hechicería, sépase que cualquier práctica que busque manipular acontecimientos futuros sobre los deseos o caprichos de quien lo practica, como es el caso de la brujería, el espiritismo y la santería, tan extendida hoy día entre nuestros paises de cultura hispana –sean sus intenciones "buenas" o malas- siempre es demoníaco, porque ni cuentan con la Voluntad Divina y lo que es más aún, la contradicen, aun cuando digan que actúan con la voluntad del todopoderoso dios (de las tinieblas) que no es otro que el mismísimo Diablo, o que se hacen invocaciones y oraciones como el Padrenuestro y otros rezos conocidos, o la persona que está participando de tal acto cultual pagano vea frente a sí alguna que otra estatua de algún "santo de la iglesia romana" . Dios nuestro Padre condena todas esas manifestaciones de adoración a los ídolos paganos de las antiguas religiones del África y la antigua Meso! potamia, y aquellos que la practican, aunque se digan "cristianos", no son más que "cristinos" o "cretinos" seres cegados en su obstinada creencia de confusión para que persistan en su gran pecado contra nuestro Creador. El santo apóstol Pablo nos dice que los demonios también se disfrazan de ángeles de luz para confundir a los propios escogidos del Señor. Harry Potter, por lo tanto, no es apropiado para que nadie lo lea. Los libros se consideran como iniciación en el mundo de la brujería, y si alguien lo duda o lo niega, entonces que acuda a las librerías y mire la clase de libros que acompañan a Harry Potter en el estante, libros de hechicería dirigidos especialmente a las adolescentes, y rara vez, por no decir nunca, colocados entre los otros libros infantiles.

Aquellos que están a favor de leer la serie de Harry Potter han criticado a los que están en contra por dejarse desviar por argumentos protestantes. Los cristianos ortodoxos no basan sus decisiones en lo que digan o no los protestantes. Sin tomar en cuenta su fuente de procedencia, un argumento es lo mismo válido que inválido, verdadero o falso. Si algún protestante ha dicho la verdad sobre Harry Potter, entonces debemos recomendarlo.   


Aquellos a favor de Harry Potter también insisten en que los libros son buenos porque ellos inspiran a los niños y adolescentes a leer. El material pornográfico también inspira a los adolescentes a leer, pero ¿acaso es un material de lectura apropiado? El último recurso para los que se declaran a favor de Harry Potter es declarar que los Tres Santos Jerarcas (San Basilio Magno, San Gregorio el Teólogo, San Juan Crisóstomo) insisten en que debemos aprender de cualquier cosa secular, idea que procede de la lectura selectiva de estos  santos padres. Echándole una mirada al texto, cualquier estudiante se dará cuenta que San Basilio, San Gregorio y San Juan están a favor de la lectura selectiva de la literatura secular especialmente esas obras dedicadas a la virtud, la lógica y la retórica. San Basilio todavía nos da un listado de libros a evitar leer. El argumento de que "todo lo secular es bueno", se basa en falsas premisas.

Concluyendo, un punto muy simple en el debate es generalmente mirado con mucho sobrecogimiento: el grande y terrible Día del Juicio, ¿qué le diremos a nuestro Dios Todo Misericordia cuando nos pregunte el por qué ni siquiera leímos Sus mandamientos o tomamos en cuenta las vidas o los escritos de los divinos hombres y mujeres que Él envió para instruírnos? Simplemente le diremos: "Los dejamos a un lado, Señor, para leer a Harry Potter".      

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario...