Queridos hermanos en el ministerio, amigos todos:
En pleno siglo XXI estamos siendo testigos de un
fenómeno nunca antes visto en la historia de la humanidad. Se trata de la
incontrolable expansión con carácter hegemónico de una religión que es un
peligro para los seres humanos: el Islam.
A continuación os presento el sitio web adonde podéis
presenciar, por vuestros propios ojos, y oir por vuestros propios oídos, un
testimonio cabal y contundente de un ex-terrorista musulmán, el señor
Walid Shoebak, quien se convirtió al cristianismo y nos da una explicación de
lo que es esa religión y sus propósitos, durante una conferencia internacional
sobre profecias, realizada en la ciudad de San Petersburgo, en la Florida,
Estados Unidos.
Como cristianos que somos, no podemos quedarnos callados
ante evidencias tan claras de los objetivos de la misma, y debemos empezar a
aunar esfuerzos en un común frente de batalla contra este sistema que quiere
acabar con las bases de nuestras sociedades e implantar una ley, la Sharia, que
rija todo el orbe y nos trate como seres peores que los animales. Aún cuando no
seas cristiano ortodoxo, o pertenezcas a la iglesia romana o a alguna
secta protestante, o seas indiferente a religión alguna, es necesario que veas
este testimonio porque nuestra humanidad está en peligro y el deber de
salvaguardar al mundo entero no debe recaer solamente en el gobierno de los
Estados Unidos. Todos y cada uno de nosotros, como habitantes de este planeta y
desde nuestros propios países, tenemos la obligación de preservar nuestras
tradiciones y no dejar que este sistema inhumano llamado islamismo acabe con
todo vestigio de religión cristiana.
Nuestro Dios es un Dios de amor, el de ellos es un dios de
venganza, rencor, mentiras. Y, como bien dicen las Sagradas Escrituras, el
padre de las mentiras es el diablo y, no por casualidad, nos encontramos ya en
el principio del fin de los tiempos.
Ved dicho testimonio y aprended, y pasadlo a vuestros amigos
y conocidos para que ellos también conozcan y transmitan el mensaje.
Que el Eterno os bendiga desde las alturas de los Cielos.
Vuestro en el amor de Cristo y el servicio a su Magna y
Santa, Católica y Apostólica Iglesia.
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